Mes: junio 2007

Falsa libertad

Sé que a pocos puede importar, pero es curioso que si ya no voy tanto al servicio durante un vuelo cualquiera no sea por evitar las miradas indiscretas de los pasajeros, que confieso me gustaban, tampoco porque le haya perdido el gusto a pasar unos minutos hablando con las azafatas en el galley delantero mientras tomaba algo de beber, lejos de algún comandante indeseable al que dejaba sin testigo a quien demostrar cuanta sabiduría y experiencia acumulaba. No voy porque me da vergüenza. La Jefa de Pilotos y el Director de Operaciones coinciden, en algún comunicado de esos que hay que tomar con humor, en que las necesidades fisiológicas de los pilotos deben tratarse como algo serio, vamos, que uno tiene que cuidarse. A mí, en cualquier caso, me faltan unos años, quizá mucha experiencia para convencerme de la necesidad de avisar a un par de azafatas para que cierren la cortina del galley, atraviesen un carro de comidas en mitad del pasillo y dejen lo que estaban haciendo, una incluso para entrar en cabina, sólo porque a mí se me ha olvidado ir al servicio durante la escala y ahora no me puedo aguantar.

En aviación es todo así, algo pasa, alguien se imagina algo y al día siguiente no puedes ni ir a mear tranquilo. Se terminaron esos ratos de relax en los que recordabas, a solas en la cabina, mientras el comandante se iba a lo suyo, aquellos primeros vuelos sin instructor que hacías en la escuela. Ya no te invade esa sensación de agobio al atravesar medio Reino Unido sin nadie a tu lado, también atento a las comunicaciones. Ahora llamas a la sobrecargo, avisas de que alguno de los dos tenéis que salir al servicio y se monta todo un operativo anti-terrorista, anti-desmayo, anti-despresurización y me atrevo a decir también que anti-suicida.

Ahora sustituyes esa sensación de libertad por una azafata preguntando por dónde vais, cuánto falta para llegar o alguna otra conversación incómoda de uno o dos minutos. ¿Todo para qué? Quizá por si te desmayas, que haya una persona dentro de la cabina que pueda abrir la puerta desde dentro de forma rápida, sin que nadie tenga que esperar a la apertura automática con código de seguridad. Quizá por si hay una despresurización y fallan los sensores que deberían abrir la puerta para igualar presiones. Quizá por tener a alguien en cabina para ayudarte en caso de que algún loco piense que hace un favor cargándose al comandante (mmm, tentador). ¿Quizá para que no haya un piloto estresado, deprimido, deseoso de ir a la huelga, a solas, en cabina? Esto último no sería nada raro, sobretodo teniendo en cuenta acontecimientos recientes

Si no puedes ver el vídeo, aquí tienes el enlace al original.

… aunque yo me atrevería a decir que alguien empieza a coincidir conmigo al pensar que el próximo atentando terrorista no va a venir escondido en unos zapatos que se enfrenten, pesimistas, a los controles de Heathrow, sino a alguien con la habilitación de tipo de algún avión en sus manos y con el culo ya harto de reposar en uno de los asientos de la primerísima fila de un avión. Aunque, si esto fuese realmente así ¿por qué no iba a venir a través de una azafata?

Esto empieza a dar miedo.

A mí siempre me quedará el recuerdo de cientos de vuelos, en mi época turca, en los que tuve el placer de sentirme libre (aún navegando con una precisión de centímetros y con el piloto automático activado) e importante. Este vídeo es de entonces:

 

 

Niebla: temida enemiga

06:30 horas. Salgo de casa hacia el aeropuerto. No puedo ver mas allá de 30 metros por culpa de la niebla. Sin duda me espera hoy un día movidito en el trabajo… hablo de vuelos retrasados, algunos cancelados y de slots interminables. Me voy armando de paciencia, parece que me va a hacer más falta que nunca.

06:55 horas. Llego al aeropuerto y ficho. En la oficina me espera el primer avión a atender. Aunque a la hora estimada de aterrizaje, las 07:00, el avión todavía está en plena aproximación, me voy situando en la plataforma al lado del parking a la espera de que aterrice.

En previsión de la niebla que ha sufrido el aeropuerto hoy por la mañana, hasta casi las 09:20, la mayoría de los aviones programados o bien se han cancelado (sabia decisión, pues al final siempre parece que estamos en una pescadería), o bien salen más tarde para intentar llegar cuando la niebla ya se haya despejado.

La visibilidad es muy escasa, dentro de la pista no sobrepasa los 30 metros y yo, desde el parking, no llego a ver siquiera el borde de la calle de rodadura o a los Follow Me que pasan delante mía.

07:25 horas. Milagro, el avión aparece por el parking. Me entero de que se acerca, básicamente, por el ruido que hace, porque verlo, no lo veo hasta que entra en el estacionamiento. Empezamos la operativa de tierra.

07:27 horas. Empiezan a bajar los primeros pasajeros. La sobrecargo me avisa de que hay dos sillas de ruedas de entrada, por lo que el Ambulift las tendrá que bajar por la puerta delantera derecha. Normalmente esto no debe suponer mucho retraso, sólo un par de minutos. Surge algún imprevisto, una de las pasajeras llega con la silla de ruedas rota. Apunto esto en mi archivo del vuelo por si acaso luego me piden algo. Veo un camión de catering aparcado en las proximidades del avión.

07:30 horas. La cuba de combustible ya está preparada. El comandante manda cargar 8.8 en previsión de retraso o mal tiempo. Calculo que, teniendo en cuenta el tiempo que tardaremos en cargarlo y el que necesitarán los primeros pasajeros para llegar al avión, puedo dar el listo para que el embarque comience desde la terminal. Así lo hago 5 minutos después.

 

Cabe recordar que, precisamente en uno de los aeropuertos que aportan mas turistas y mas dinero a las Baleares los pasillos son interminables. Si vas a paso normal, te puedes tirar hasta 20 minutos para llegar del control de seguridad a la puerta de embarque más lejana. Debido a esto, siempre te llegan pasajeros que:

– O bien aparecen tan panchos y relajados, andando despacio, con su cerveza en la mano y cargados de bolsas de Aldeasa o equivalente, porque no esperaban que la puerta estuviese tan lejos.

– O bien vienen de la operación de hub, teniendo que recorrerse medio aeropuerto para llegar de puerta a puerta mientras, claro, los aviones de enlace esperan por ellos. También los hay de este mismo tipo que vienen con toda la parsimonia del mundo. He visto aviones donde todos, incluidas las azafatas, aplaudían a los pasajeros que llegaban tarde. Al menos lo hacían de forma educada.

– O bien se te quedan dormidos en la terminal a mitad de camino entre la puerta de embarque y el control de seguridad y luego aparecen con caras de sueño. Son de esos que encima luego te miran mal por tener que despertarles.

07:50 horas. Llega la primera jardinera con pasajeros. Normalmente, si son familias, se suelen hacer fotos bien por la plataforma o subidos a la escalera del avión. Si son personas que viajan solas, hacen fotos al avión y punto. Hay una lección que los pasajeros no comprenden: el avión es sagrado. Muchos pasan por donde les da la gana. En caso de los Airbus 32x o de los Boeing 73x no pasa nada, porque no pueden tocar ninguna parte del avión (las alas están suficientemente altas y a los motores no se acerca nadie), pero en el caso de los MD, que fueron los que sufrí hace unas temporadas, los pasajeros pasaban por donde les apetecía. Mira que hay en la plataforma conos, hacemos indicaciones… pero no hay manera. He visto a pasajeros muy altos pasar a pocos centímetros de tocar el ala con la cabeza, pareciendo que no se daban cuenta.

08:05 horas. Llega la segunda y última jardinera. Increíble, un vuelo sin ninguna incidencia, sin pasajeros que falten o maletas mal facturadas (de estas últimas hay más de las que uno se imagina). Subo y comento a la sobrecargo que el embarque se ha completado, lo mismo le digo al comandante. Éste me entrega una copia de la hoja de carga de salida, me despido de la cabina, de la sobrecargo y bajo a tierra. Los últimos equipos de rampa se retiran y cierran la bodega trasera.

08:10 horas. El avión está listo para partir, todo el equipaje en su sitio y todos los pasajeros sentaditos en su asientos. Ahora empieza lo bueno, empiezan a llover los slots.

Me conecto para comunicar al F/O que la tow-bar esta conectada, el pin en su sitio y todas las puertas cerradas. Tenía claro que todavía no nos íbamos, pero tenía que informarle. Él, por su parte, me informa de que, debido al mal tiempo que hacía en el aeropuerto, ningún vuelo podía despegar, por lo que teníamos que esperar a que la torre les autorizase. Me comenta que tienen el número 14, lo que quiere decir que hay otros 13 aviones por delante en la lista para la salida a pista.

Empiezan a caer los slots, cada vez más a nuestro favor. Pasamos de las 10:20 a las 09:59. El día se va despejando, ya consigo ver el avión que está aparcado en el parking contiguo. Me siento en el tractor de push y empiezo a hablar con el conductor. De repente se oye, más o menos, esta conversación por la emisora:

– Hola Fulanito, soy Menganito, mi móvil de pista me ha informado de que tengo el número 15 para salir
– Yo soy Pototito y tengo el número 9… jaja, os gano!!
– Yo tengo el 17

Cada uno de los conductores va diciendo su número, la emisora parece la pescadería de la que antes hablaba, con todos gritando su posición en la cola. La verdad es que es para tomárselo con gracia. Esta misma semana, el miércoles, el aeropuerto estuvo cerrado durante 4 o 5 horas por la mañana a causa de la niebla. No aterrizó ningún avión y, claro, luego, al día siguiente, era curioso ver cómo muchos aviones se iban con el doble de maletas que pasajeros, y no solo un avion.

08:50 horas. Cae un nuevo slot: 09:40. Me voy animando, parece que finalmente podré sacar el avión dentro de mi turno. Observo las primeras bajas entre el pasaje: un avión de Spanair, un A320, abre las puertas al tiempo que aparece una jardinera y bajan 3 pasajeros.

Empiezo a pensar que no me gustaría que eso me pasase a mí, ya que supondría que habría que buscar maletas. Esas ocasiones en las que, después de haber estado esperando durante horas, te dan un nuevo slot al surgir un contratiempo en el último momento (en este caso teniendo además el avión a medio cargar, nuevamente), no son demasiado gratificantes.

Parece que yo tampoco voy a tener suerte, me llama el comandante. Tiene a dos pasajeras que se quieren bajar del avión. Me piden que ponga una escalera. Aviso a Operaciones para que me manden una jardinera, pero… ¡que suerte!, no llevaban equipaje. Un alivio para mí y para los chicos de rampa.

A los 10 minutos le pido retirar la escalera, por si acaso hay que salir con prisas. Mientras tanto, sigo esperando, hablando con el conductor. Todo el aeropuerto parado, aunque con algunos aviones aterrizando, curioso…

09:12 horas. Veo a los primero aviones enfilando hacia la pista 24R. Sin duda ya ha clareado bastante, incluso se puede distinguir a los aviones a 300 metros. Veo algunos de Air Europa, Martinair, Air Berlin e Iberia, todos acompañados a la cabecera de la pista por varios Follow Me. Parece ser que la pescadería ha abierto sus puertas y que atienden rápido. Espero que no tarden mucho conmigo.

9:20 horas. Nuevo slot, ¡09:23!. Vaya, ya me podría haber avisado un poco antes el F/O! Bueno, el avión está listo para salir. Entre un release park brakes, un engine 2 clear, un steering bypass pin disconnected y un bye bye, mi avión está ya en la calle de rodadura. Le entrego el pin al conductor y me dirijo a la oficina para archivar mi vuelo, apenas sin tiempo. El siguiente avión ya está en aproximación.

Actualización: Nuevas fotos añadidas a 11 de Junio de 2007